Ya las nubes y la lluvia no podían ocultar el Sol, porque cada uno de ellos tenía el propio en el otro. Pasaban los días sumergidos en calidez, felicidad y Amor. No podían imaginar sus manos vacías, sin los dedos del otro entre los suyos, y tampoco podían imaginar la soledad, ya no podían comprenderla. ¿El Amor llenó todos sus vacíos? No, el Amor eliminó los vacíos.
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