Esta es una pregunta personal que yo me
hago a mí mismo, y por lo tanto, la respuesta es también personal. No pretendo
estar formulando ninguna verdad universal o algo por el estilo, ya que todos
percibimos la realidad de una manera diferente. Pero aún así soy consciente de
que mi punto de vista puede ser el mismo (o muy similar) que el de muchas otras
personas, y por lo tanto esta reflexión que me siento a hacer en soledad y
tranquilidad puede servirles a ellas también. Para otras, todo lo que estoy a
punto de escribir será sólo un montón de palabrería surgida de alguien con poco
que hacer, o nada más que una opinión inválida, o un criterio equivocado y ya.
Creo que el
primer punto que debo aclarar antes de empezar a responder esta pregunta, es
cuál es la “pena” de ser vegetariano, ya que, hablando teóricamente, en
realidad se trata de una dieta más adecuada para el organismo humano, debido a
que posee más variedad de nutrientes1 y es mucho más liviana2
que la dieta omnívora, la cual es mucho más popular.
Sin embargo,
teniendo en cuenta la vida en sociedad de la actualidad, ser vegetariano sí
lleva consigo algunas cargas que hay que soportar. Por ejemplo, gran parte de
los productos industrializados son realizados con grasa animal, y es suficiente
con leer sus ingredientes para darse cuenta; por lo tanto, la variedad de
productos a los que se puede acceder siendo vegetariano se reduce
drásticamente.
Además, a la hora
de festividades o situaciones especiales con reuniones sociales, la carne nunca
falta a la hora de la comida, y de cierta manera uno debe “excluirse” de la
gran mayoría, porque se quiera o no, no compartir el ámbito alimenticio del
resto es excluirse. En estas situaciones es cuando más extraño se siente uno, y
piensa cosas como “vaya, yo no como carne pero todas estas personas sí lo
hacen… ¿cuánto vale mi intención entonces?”.
Si consideramos
que muchos siguen una vida omnívora hasta la adultez, y luego por alguna razón
deciden hacerse vegetarianos, deben enfrentar un drástico proceso de cambio en
su forma de vida, y creo que todos sabemos lo difícil que es para las personas
cambiar hábitos diarios tan arraigados. Y si uno decide convertirse durante la
adolescencia, es muy posible que deba esforzarse el doble, pues al convivir con
su familia debe “luchar” contra ella, contradecirla a diario, y reafirmar cada
día su decisión3.
Y en cualquiera
de los dos casos, debido a la conversión y a haber llevado una vida omnívora
hasta la misma, muchas personas pueden sufrir ineficiencias nutricionales que
deben arreglar con suplementos4.
Otra cuestión es
que si se vive en una zona poco globalizada (como una zona rural o poblados
pequeños), conseguir una variedad saludable de alimentos vegetales es realmente
complicado, por no decir imposible, y sí o sí te ves forzado a tener que ir a
la ciudad para conseguirlos, por lo que tu modo de vida se encarece
económicamente. También hay posibilidades de que incluso viviendo en la ciudad
comer se te haga más costoso en términos de dinero si llevas una dieta
vegetariana, pero no siempre es el caso.
Ni hablar de si
realmente te encanta el sabor de la carne, pero debes renunciar a ella para
sentirte bien contigo mismo y/o con el resto de la vida. Esa también es una
“pena” válida.
Y bueno, creo que
esas son las principales “penas” o contras de ser vegetariano en un mundo
claramente omnívoro. Ahora sí puedo pasar a analizar el siguiente aspecto:
¿Favorece
realmente al resto de los seres vivos que yo me haga vegetariano?
Hay innumerables
seres vivos en la Tierra, que van desde los microorganismos como bacterias
unicelulares hasta hongos pluricelulares y vegetales complejos; claramente,
también los animales entramos en el grupo, y es realmente imposible no atentar
contra la vida de ninguno, ya que muchos de ellos atentan contra la nuestra. Es
sencillamente imposible no ser un asesino, ya que así es como funciona el
Universo, y para sobrevivir, como la palabra lo indica, debemos “sobreponernos
a la vida”. Por ejemplo, incluso aunque decidamos tener una vida muy corta
alimentándonos a base de arcilla u otras sustancias inertes, cada vez que
alguna bacteria nos enferme o ingrese a nuestro cuerpo, nuestro organismo la
eliminará sin siquiera pedirnos permiso (si es capaz de hacerlo, claro).
Entonces, ¿sirve
de algo ser vegetariano si en realidad no se puede dejar de ser un asesino, y
de una u otra manera te llevarás vidas que no te pertenecen? Aunque sea
inevitable dejar de ser un asesino, sí podemos influir en la cantidad de
víctimas que nos convierte en tal. Es decir, podemos reducir esa cantidad si lo
deseamos y nos esmeramos.
Pero… ¿no comer
carne realmente disminuye la cantidad de muertes? Esta es una pregunta muy
interesante:
Supongamos que
existen sólo dos alternativas de alimentos, comes carne de cerdo o comes
zanahorias, y debes consumir medio kilogramo de alimento al día para sobrevivir.
En promedio, los cerdos pesan 85kg, pero quitándole el esqueleto y otras partes
no comestibles, hagamos de cuenta que su peso se reduce a 30 kilogramos ; y las
zanahorias pesan en promedio 150g cada una (siendo su totalidad comestible),
pero supongamos que tres zanahorias grandes llegan a pesar el medio kilogramo
diario que se necesita. Entonces, con la muerte de un cerdo podríamos vivir
durante 60 días, pero con la muerte de una zanahoria no podríamos ni siquiera
consumir lo necesario para alimentarnos bien un día; necesitaríamos tomar 180
vidas de zanahorias para alimentarnos los 60 días en que logramos alimentarnos
tomando la vida de un cerdo. Al buscar otros ejemplos, nos daremos cuenta de
que es increíblemente mayor la cantidad de muerte que genera una dieta
vegetariana que la que genera una dieta carnívora u omnívora.
Cierto, podríamos
alimentarnos sólo de partes de vegetales que extraigamos de una planta sin
asesinarla (como las frutas, por ejemplo), pero nuestra dieta sería sumamente
pobre y deficiente nutricionalmente, y eso nos llenaría de problemas, evitaría
que estuviéramos saludables.
Sin embargo, no
podemos detenernos aquí, porque la vida no sólo se trata de “cantidad”, sino
también de “calidad”. ¿Cuál ha sido la calidad de ese único cerdo que nos
alimentó durante 60 días? Ha vivido en cautiverio durante toda su existencia,
con poco espacio en el cual moverse, posiblemente siendo sometido a dolorosos
procesos como la marcación y el control de su hocico mediante un anillo,
alimentándose de manera deficiente con comida rica en grasas que no lo nutría
como debería haberlo hecho, condenado desde un principio a ser comida sin
posibilidades de cambiar su destino, posiblemente sufriendo una muerte dolorosa
y quizás hasta lenta. En cambio, la vida de aquellas 180 zanahorias, ¿cómo fue?
Para los vegetales, no hay diferencia entre una vida de cautiverio o una en
estado salvaje, y sin embargo podemos decir que quizás viven mejor en
cautiverio pese a también estar destinadas a ser comida: reciben cuidados y
atenciones que le aseguran su bienestar y como hasta donde se sabe no tienen
sistema nervioso, son incapaces de sufrir el dolor (y quién sabe, quizá ni
siquiera sepan que están vivas o que existen).
Entonces, creo
que este último punto es el verdaderamente crucial, el que inclina la balanza
hacia uno de los dos lados, porque me parece que es mejor vivir un día feliz
que un año padeciendo, por decirlo de alguna manera.
Sin embargo, creo
que aún podría hablar de un asunto más antes de formular la respuesta, y este
se trata de los beneficios de ser vegetariano: es cierto, no recibirás ninguna
recompensa por parte de un ser superior o algo por el estilo a causa de
respetar el bienestar de tantos seres del Universo, y si bien tendrás una
alimentación más balanceada y saludable, eso no te garantizará un mejor estado
físico que el de cualquier otra persona que sí coma carne, pero si sientes algo
de amor por este mundo (aún con todas sus cosas horribles) y por lo maravilloso
que es tener la capacidad y la oportunidad de vivirlo, te aseguro que sentirás
algo plenamente gratificante en tu interior, que te hará sonreír solo cada vez
que pienses en ello…
Sí, vale la pena
ser vegetariano.
1El
valor nutritivo de la carne es frecuentemente sobrevalorizado, y por esa razón,
muchos dejan de comer gran variedad de alimentos (como frutos secos, legumbres
y semillas) pensando que con comer carne es suficiente.
2Me
refiero a que el sistema digestivo digiere mucho más fácilmente los alimentos
de origen vegetal, y por eso se reciben los nutrientes con mayor velocidad, y
se agiliza todo el proceso metabólico y fisiológico. La carne, por ejemplo,
tarde entre cinco y seis horas en digerirse, y eso puede llevarnos a sentirnos
“pesados” o “llenos” mucho tiempo, y por ende comer menos de lo adecuado.
3Muchos
adolescentes deben incluso cocinarse a parte del resto de los miembros de la
familia, cuando esta decide no apoyar ni siquiera en lo más mínimo su decisión,
y de esa manera uno realmente se siente solo, aislado.
4Con
el tiempo, el cuerpo humano también se adapta y se acostumbra a todo, así que
después de llevar una vida omnívora, cuando deja de recibir carne
repentinamente, puede tener algunas malas reacciones. Debido a esto se
recomienda que la conversión sea gradual y lenta, para ir preparando al cuerpo,
aunque aún así las posibilidades de daños colaterales no desaparecen por
completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario