Eres un sueño perdido en la realidad, navegando sin rumbo
entre suspiros, intentando encontrar un camino mirando la luz de las estrellas.
Flotas en la soledad, anhelas llegar un poco más allá, a alguna isla remota o
al menos un tronco olvidado en medio del mar. No tienes realmente un lugar a
dónde ir, o a dónde regresar, simplemente deambulas en la noche, esperando la
alborada, rogando por tu propio final, pero eres demasiado ingenua, pues la luz
del Sol no tiene nada que ver con tu expiración (porque aunque ahora vives en
las penumbras, eres una criatura de los rincones resplandecientes de la vida).
Eres un sueño perdido, y los sueños perdidos estás destinados
a largos insomnios que se mantienen indiferentes al tiempo, a las luces del
cielo y al resto del mundo. No tienen lugar, fueron traídos al mundo para ser
creadores de felicidad, pero sólo trajeron desilusiones, pesar y frustraciones,
por lo que fueron exiliados.
Eres un sueño perdido en la realidad, y tras tus rastros sólo
quedan estelas de nostalgia y recuerdos del tiempo mal gastado, de esperanzas
falsas y melancolía. Aún te resistes, aún intentas huir de ella, pero ya es
imposible, la realidad te rodea: está bajo tus pies y sobre tu cabeza, tras tu
espalda y frente a tu nariz. Te asfixia, su aire parece condensarse cada vez
más, y no deja de sofocarte.
Me pregunto si te mereces este calvario. Me pregunto si
tienes sentimientos y encima te acosa la culpa, o si estás sumergida en tu
merecida recompensa, por ser una infame aliada de la mentira. Sea como sea, aún
lloro por ti de vez en cuando, sintiéndome yo el culpable de haberte dejado ir,
de haberte dejado sola…